domingo, 23 de julio de 2017



Un lugar donde conviven un piano y un balde de plástico celeste. Un techo que es mitad cubierto, mitad cielo. Asientos que son cajones de manzanas forrados con aguayos. Mesas que son carretes de madera que alguna vez sirvieron para otra cosa. Bols de cocina que ofician de maceta donde crecen los cactus. 

Casi una escena surrealista. 
Así es un taller de poesía en la librería más linda del conurbano.


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